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viernes, 29 de septiembre de 2017

THE DAY


Sábado 22 de Julio...


Por fín llegó el día. Nervios, pero de los buenos, de los que te hacen estar impaciente por ver su cara al llegar al altar. Nervios, ilusión, felicidad. Y entre tal escándalo de sensaciones, allí estaban todos. De pronto llegué a la Iglesia y me topé con amigos y familia, cómplices de nuestro momento, de nuestro día, de nuestro fiestón.




Muchas me habéis preguntado por los preparativos, por el cátering, por los detalles, por ¡el vestido!..
Pues, allá vamos ;)


Tuvimos claro que el lugar donde nos daríamos el "sí quiero" sería el precioso Monasterio de Sant Pau del Camp, ubicado en el corazón de Barcelona, en el barrio del Raval, el más antiguo de la ciudad y de estilo románico.





Para el banquete elegimos el Hotel Miramar de Barcelona. Ubicado en la montaña de Montjuic, ofrece unas vistas únicas de la ciudad. 





El cátering lo sirvió Esther Conde, todos los platos que preparan son deliciosos y de primerísima calidad, ¡cuidan hasta el mínimo detalle! ¡La original idea de servir un buffet de postres en lugar de la clásica tarta nupcial tuvo muchísimo éxito!






Antes de cortar el pastel, sorprendimos a nuestros invitados bailando el YMCA (plumas y atrezzos incluidos), la canción con la que nos conocimos.



Quisimos tener un detalle con todos los asistentes a nuestra boda. Para ellos, una corbata y pañuelo de topitos (que rápidamente todos se pusieron, jejeje) y, para ellas, un bolsito tipo saco de encaje en color cobrizo.





Algo que encantó a nuestros invitados fue el cigar corner, un acierto seguro de la mano de Peter Farre y Bea Giménez, somelier de puros de la Casa del Tabaco y propietaria de Cava Paris 160. La puesta en escena fue brutal, consiguieron un espacio único donde nuestros invitados (los más sibaritas) disfrutaron de un encendido profesional. 





Elegí un vestido de Jesús Peiró y, más que una decisión ultra-rápida (elegí mi vestido en una única visita, sin haber ido a visitar más tiendas, y en menos de una hora), fue un flechazo. Ese vestido era perfecto para mi: clásico, sencillo, con cola y confeccionado en crepe de seda.





Aunque tuve clarísimo y no dudé en ningún momento del vestido, sí tuve serias dudas acerca de si llevar velo. Tras haber mareado la perdiz en incontables ocasiones a mi madre, mi tía y, como no, a las chicas de tienda de Jesús Peiró, no acababa de sentirme cómoda con el velo. Simplemente no me "veía", y si algo tenía claro es que si no sumaba, no lo quería. Y entonces, me pasó algo increíble...

Era un martes, faltaba un mes para mi  boda, el día anterior había hecho una de las últimas pruebas del vestido y esa misma mañana realicé una llamada a la tienda de Jesús Peiró para cancelar el velo que el día anterior había encargado (fácil: revisé las  fotos que me hizo mi madre con el móvil y no me gusté). Yo estaba en mi tienda (Chic 080) con mi madre, y de pronto aparece una clienta, Merche. Una maravillosa casualidad. En ese momento le digo a mi madre: ¿sabes quien es? "Claro, una clienta, Merche" responde.- Afortunadamente, las redes sociales hacen que pongamos cara a mucha gente. Me acerco a ella, le pregunto: eres Merche Segarra, diseñadora de Jesús Peiró? "Sí" responde. Le expliqué sobre mi vestido, sobre mi velo. Enseguida me convenció: una novia debe llevar velo. Y lo mejor, ella misma se encargó del mío personalmente. Cuando fui a probármelo, me enamoré <3



Aquí os detallo la lista de los proveedores que hicieron que ese día fuera perfecto!

Fotografías: Georgina Ureña 
Cátering: Esther Conde
Cigar Corner: Puro Momento 
Vestido: Jesús Peiró
Peluquería y Maquillaje: Elena Salomón
Invitaciones de boda: Simona from Lisbon
Regalos invitados: Chic 080